La Ciencia Detrás de las Dietas de Eliminación

Es probable que no sea la primera vez que escuchas la frase "dieta de eliminación". Este método para tratar las sensibilidades e intolerancias alimentarias ha tomado por asalto a la industria de la salud y se ha convertido en una herramienta de diagnóstico para muchos dietistas.

Para aquellos que experimentan síntomas que pueden atribuirse a una sensibilidad o intolerancia alimentaria, incluyendo fatiga, hinchazón y diarrea, adoptar una dieta de eliminación temporal puede proporcionar cierta orientación sobre lo que debes y no debes comer. Sin embargo, es una buena idea entender la ciencia que hay detrás de la metodología antes de tomar este camino.

El desglose: 

El término "dieta de eliminación" fue acuñado en 1941 por el Dr. Albert H. Rowe, M.D., quién habló sobre dicho concepto y metodología en su libro, Las Dietas de Eliminación y las Alergias del Paciente. También llamada a veces "dietas de exclusión", la dieta de eliminación se utiliza generalmente como técnica de diagnóstico para identificar sensibilidades e intolerancias alimentarias.

En la actualidad, se calcula que hasta el 20% de la población mundial puede padecer sensibilidades alimentarias. A medida que la investigación en torno a las sensibilidades e intolerancias alimentarias se ha ampliado, las dietas de eliminación también han ganado en popularidad.

"Las dietas de eliminación no están pensadas para durar siempre", dice el doctor Chris Meletis, N.D., Asesor Médico de Notch. "Son simplemente una herramienta para disminuir la carga de tu sistema gastrointestinal".

Cómo funciona: 

Una dieta de eliminación es una solución a corto plazo para tratar las sensibilidades alimentarias y los síntomas asociados, eliminando y reintroduciendo gradualmente los alimentos desencadenantes sospechosos. 

"Al evitar los alimentos reactivos, estás permitiendo que tu cuerpo calme su respuesta inflamatoria y recupere la homeostasis", dice Meletis. "De lo contrario, es como poner sal en una herida".

Dado que los anticuerpos IgG tienen una vida media de 21 días, los síntomas asociados a la reactividad IgG no suelen ser inmediatos. Por este motivo, la duración de la dieta de eliminación, y la frecuencia con la que se rotan o reintroducen los posibles alimentos desencadenantes, es extremadamente importante. La mayoría de las personas siguen dietas de eliminación durante un periodo de entre cuatro y ocho semanas, dependiendo de sus necesidades personales.

Si te has sometido a una prueba de sensibilidad alimentaria, las dietas de eliminación también son una gran herramienta para diferenciar entre las puntuaciones "ganadas" y las "fijas", dice Meletis. Muchas personas tienen sensibilidades alimentarias semipermanentes, o "fijas", que permanecen estancadas a lo largo de su vida. Sin embargo, es posible desarrollar una sensibilidad "ganada" por el simple hecho de comer ese alimento todos los días, algo que normalmente puede abordarse con una dieta de eliminación temporal.

Conceptos erróneos comunes:

  1. "Solo hay una "verdadera" dieta de eliminación".
    Aunque la dieta de eliminación original puede considerarse el estándar de oro, definitivamente no es para todos. Meletis recomienda lo que suele llamarse "dieta de rotación", una versión del método tradicional que consiste en evitar por completo los alimentos más reactivos y rotar los menos reactivos cada cuatro días. Sin embargo, hay muchas alternativas que también merece la pena tener en cuenta, como las dietas bajas en FODMAP y de eliminación de seis alimentos.
  2. "Si eres reactivo a un alimento, debes eliminarlo".
    "No existe una persona normal con una reactividad normal", dice Meletis. Tu sintomatología específica, la susceptibilidad genética y los medicamentos que tomas son solo algunos de los factores que pueden influir en el tipo de dieta de eliminación que adoptes.

    Dado que los anticuerpos IgG están muy presentes en el torrente sanguíneo, es natural que tengas una respuesta de anticuerpos a los alimentos que más consumes. Por esta razón, una dieta de eliminación es una gran herramienta para descubrir qué alimentos están asociados con síntomas específicos.

  3. "Las dietas de eliminación te ayudan a curar las sensibilidades existentes".
    Aunque es posible que te sientas mejor después de eliminar los alimentos a los que eres sensible, es importante no pensar en una dieta de eliminación como una cura. Dado que la reactividad y la sintomatología varían de una persona a otra, la dieta de eliminación está pensada para ayudar a detectar sensibilidades y diferenciar entre puntuaciones fijas y ganadas. En muchos casos, las dietas de eliminación pueden reducir la reactividad, pero no debes seguir una con la esperanza de que se deshaga de tus sensibilidades por completo.
  4. "Las dietas de eliminación solo deben hacerse en lugar de las pruebas de sensibilidad alimentaria".
    Incluso con la ayuda de un médico o un dietista registrado, las dietas de eliminación tienen sus limitaciones. Aunque muchas personas siguen dietas de eliminación sin tocar nunca una prueba de sensibilidad alimentaria, son más eficaces cuando se completan en coordinación con la otra.

    Según Meletis, el mayor problema de las dietas de eliminación es saber por dónde empezar.

    "Dado que cada persona es diferente y tiene distintas sensibilidades, no tiene sentido que todo el mundo empiece por el mismo sitio", dice. "Al primero completar una prueba de sensibilidad a los alimentos, ya estás eliminando un montón de pasos innecesarios".

En resumen, la mejor dieta de eliminación es la que se adapta a tu estilo de vida específico. Tu dieta actual, tus objetivos personales y tu historial de salud son consideraciones importantes, por lo que te sugerimos que consultes a un médico o a un dietista registrado antes de tomar esta decisión.

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